domingo, agosto 06, 2006


Desde la plaza a través de la vidriera, el chico observa como se curva la espalda del carpintero. Clava otro clavo, ríe, su vida quedó fijada. Ve a un niño correr tras una pelota, no se olvida. Empieza a llover, sus manos tiemblan, el viento cambia el ángulo de la lluvia (empasta el aserrín). El niño huye de la lluvia con su pelota. El viejo forma una figura con la pasta.
Con ojos húmedos saca clavo por clavo, desarma el cajón, pero sabe que es inútil.
El niño esta frente a su ventana mientras la masa forme se desmorona.

3 comentarios:

Mariela Palmeri dijo...

Cada vez que leo este texto, no puedo evitar sentirme un poco carpintero.

Que salga el sol Pedrín! Dale! Acá está entrando a raudales por mi ventana y es una delicia :)
Te mando unos rayitos para vos.

beso

Mariela Palmeri dijo...

psssst!

pasate!

Anónimo dijo...

me gustaron las fotos de tu casa. una que vi tambien por aca: la mesa de arriba, la ventana, un arbol. y ahora esta. me gustaron.